Entre el 8 y el 11 de mayo de este año, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil celebró su V Feria Nacional de la Reforma Agraria, un evento que no solo reafirma su fuerza como movimiento social, sino que también consolida su papel como referente político y organizativo para los movimientos populares de América Latina y del Sur Global.
Con una asistencia masiva de 300 mil personas, la feria demostró la capacidad del MST para articular la producción agrícola, la formación política y la solidaridad internacionalista, posicionándose como un modelo de construcción de hegemonía desde los pueblos.
Un espacio de encuentro y resistencia popular
La feria, considerada uno de los eventos más importantes del movimiento popular brasileño, tuvo como resultados 580 toneladas de productos agrícolas expuestos, la presencia de 180 cooperativas del MST, 1.920 tipos de productos distintos (agrícolas y manufacturados), 12 mil plántulas de árboles para reforestación, 970 kg de semillas criollas fundamentales para los objetivos vinculados a la soberanía alimentaria; se realizaron, además, 35 talleres y seminarios sobre agroecología, lucha de clases y geopolítica y se instalaron 23 cocinas populares con más de 140 platos típicos, representando la diversidad cultural del MST.
Además, el Movimiento presentó 07 máquinas agrícolas desarrolladas en cooperación con la República Popular China, con el objetivo de ponerlas a disposición del pueblo campesino.
La feria se ha consolidado como territorio de diálogo y articulación política para organizaciones populares de Brasil y el mundo: partidos y líderes de izquierda comprometidos con la reforma agraria, gobiernos locales progresistas que buscan alianzas con los movimientos sociales, altas autoridades del Gobierno de Lula como por ejemplo Geraldo Alckmin, vicepresidente de Brasil, el ministro de trabajo Luiz Marinho y la ministra de la mujer, Márcia Lopes, además de diputados nacionales y estadales aliados a la causa campesina.
Su asistencia no fue protocolaria, el MST aprovechó el escenario para exigirles mayor compromiso con las políticas sociales, especialmente en lo que respecta a la aceleración de las expropiaciones de tierras improductivas en diversas regiones del país, el fortalecimiento de la agricultura familiar y de cooperativas, la ampliación de programas de compra pública de alimentos y el apoyo para avanzar en la mecanización y producción industrial de bioinsumos, entre otras pautas del MST.
Internacionalismo y solidaridad
En el marco de la feria, distintas expresiones organizativas del Sur Global participaron en el stand internacionalista, compartiendo experiencias de luchas y también capacidades productivas con los visitantes de la feria. Por ejemplo, de Venezuela, la Unión Comunera expuso chocolates y cafés venezolanos que fueron de interés para los y las visitantes.
La V Feria también fue lugar para denunciar la guerra en Palestina, en la voz de Soraya Misleh, del Frente Paulista por Palestina Libre, quien informó la muerte de 60 niños y niñas por el hambre, mientras que alertaba que “300 mil infantes están amenazadas de morir” por esta misma causa; además expresó su solidaridad con el aniquilamiento silencioso de Haití, con las luchas de los pueblos de Venezuela y Cuba y por la descolonización de la República Árabe Democrática Saharaui.
Este hecho y la presencia de delegaciones internacionales refuerza el papel del MST como puente entre las luchas anticapitalistas y antiimperialistas, no solo en América Latina, sino también en África y Asia. Su modelo de reforma agraria popular, basado en la producción agroecológica, la educación popular y la organización colectiva y su internacionalismo sirven de inspiración a nuestros países.
Construyendo hegemonía desde los territorios
El MST no sólo ocupa tierras, construye Poder Popular. A través de ferias como esta, el movimiento visibiliza su producción como alternativa al agronegocio, fomenta la formación política, esencial para la conciencia y la lucha de clase, teje redes internacionales, fortaleciendo la solidaridad entre los pueblos, demuestra que sí es posible otro modelo económico, basado en la justicia social y la soberanía alimentaria y evidencia que la verdadera reforma agraria se hace “desde abajo”, con ocupaciones de tierras ociosas, producción agroecológica, educación popular y formación política y “hacia arriba”, exigiendo políticas públicas y ocupando espacios institucionales.
En un contexto de intento de retorno de la derecha en Brasil y su avance en el mundo, el MST sigue siendo un ejemplo de resistencia y construcción de alternativas. Su V Feria Nacional no fue solo una muestra de productos, sino un referente afirmativo de que no se trata solo de la lucha por la tierra sino también por un nuevo mundo.
Breve historia del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil
El MST surgió en 1984 durante la transición democrática brasileña, como un heredero de las luchas de las Ligas Camponesas (1950-60), con influencia de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) y vinculado a la Teología de la Liberación. Las primeras ocupaciones se hicieron reivindicando el Art. 184 de la Constitución Política de la República Federativa del Brasil, que permite la expropiación de tierras que no cumplan su función social. Según datos del Instituto Nacional de Colonização e Reforma Agrária (INCRA) entre 1985 y 2020 se crearon 9,300 asentamientos, beneficiando a 1.1 millón de familias sin tierra.
Un hito trágico de la historia del MST fue la Masacre de Eldorado dos Carajás, estado de Pará, el 17 de abril 1996, cuando 19 campesinos fueron asesinados por la policía, hecho que generó que La Via Campesina Internacional instaurase el 17 de abril como el “Día Internacional de la lucha Campesina” y que además produjo un importante registro fotográfico del famoso fotógrafo brasileño, recientemente fallecido, Sebastião Salgado.
Algunas características del modelo productivo y de organización del MST son sus asentamientos, que hoy alcanzan 450 mil familias en 7.5 millones de hectáreas, los acampamentos (una forma posterior a la “ocupación” del territorio y previa al “asentamiento”) que llegan hoy a 100 mil familias, las cooperativas, que suman hoy en día 400, incluyendo la Cooperativa de Produção Agropecuária Nova Rita – Rio Grande del Sur/MST, productora de arroz, que ha ayudado a convertir al MST en el mayor productor orgánico de América Latina, la agroecología como forma principal de producción, con 120 agroindustrias y Escuelas Técnicas propias, el modelo de dirección estructurado en Coordinación Nacional, Estadal, sectores y Brigadas Internacionalistas permanentes (en Haití, Venezuela, Cuba, etc.) y las escuelas de formación política, como la Escuela Nacional de Formación Florestan Fernandes (ENFF).