Skip to content
TITULAR:

Trump contra los molinos de viento y la encrucijada de América Latina 

POR:
BIOGRAFÍA DE LA AUTORA/AUTOR:
FUENTE:

Globetrotter

CREDITO:

Este artículo ha sido elaborado por  Globetrotter.

CUERPO DEL ARTÍCULO:

La aceleración de la guerra de Trump contra China en las últimas semanas genera más dudas que certezas. Estas  medidas tienen, supuestamente, los objetivos de re-industrializar a los Estados Unidos y de recuperar terreno a favor de occidente. Bajo la consigna “Make America Great Again” (hagamos América grande de nuevo), la administración derechista incrementó los aranceles a las importaciones de la mayoría de los países del mundo, entre los cuales los países asiáticos llevan la peor parte. Así, China (67%), Vietnam (90%), Tailandia (72%), Camboya (92%), representan los saltos más significativos en las barreras impositivas.

Economistas como Jeffrey Sachs y Paul Krugman, han advertido sobre los riesgos inflacionarios y recesivos que las medidas de Trump pueden provocar en los Estados Unidos. Esta misma posición han adoptado The Washington Post y The Economist. Ambos medios consideran, incluso, que el impacto de estas medidas profundizó la desaceleración de la economía mundial y, al mismo tiempo, provocará en todo el mundo un incremento de los precios de bienes de consumo. Los principales índices financieros del Norte Global muestran temor a un crac similar al de 1929. Entre el 1 y el 21 de abril los índices de S&P500 (Estados Unidos), Dax (Alemania), FTSE 100 (Reino Unido), Nikkei 225 (Japón), S&P/TSX (Canadá), cayeron día tras día sin mostrar, por el momento, signos de recuperación, mientras que el índice Shanghai SE fue el único de las bolsas importantes del mundo que mostró una reducción sistemática de la caída. Es evidente que la euforia y el pánico bursátil responde a diferentes variables.

El problema del enfoque occidental ante su pérdida de competitividad es que ha buscado la solución equivocada: el proteccionismo clásico. El mundo es multipolar porque la productividad de occidente se encuentra en un declive acelerado y sin pausa, mientras que China y otros países del Sur Global son los productores de bienes del mundo. Algunos datos que confirman esta decadencia productiva del Norte Global: en 2024 China representaba 30% del producto manufacturero global. Si incluimos aquí a los BRICS+, el porcentaje de producción manufacturera en relación con el total global es, al menos, la mitad de la producción de manufacturas del mundo. Es un hecho incontrastable que la mayor parte de los bienes que las poblaciones del mundo requieren se producen en el Sur Global y, sobre todo, en China.

El nuevo ciclo de financiarización posterior a la Tercera Gran Depresión de 2007-2008, no hizo más que acentuar el problema estructural del Norte Global frente a la emergencia de proyectos de desarrollo soberanos en el Sur Global: la baja productividad de las economías centrales. El problema clave radica en que dichas economías, sobre todo fomentadas por el gran capital financiero en alianza con el sector de la economía digital, ha privilegiado la especulación a corto plazo y ha pretendido conducir, cada vez con menos éxito, las redes globales de producción. El punto es que, cuando los proyectos soberanos de desarrollo tomaron lugar en el sur, la curva de aprendizaje de estos países – que desenvocó en una modernización económica de gran alcance – comenzó  a acelerarse.

China, por ejemplo, creció incluso durante la recesión de la pandemia del COVID 19 debido, en parte, a cuatro estrategias de gran importancia: la planificación económica basada en el desarrollo para la prosperidad común de su población la inversión en capital fijo-elevada como porcentaje del producto interno bruto, en particular en ramas estratégicas; la ampliación del comercio internacional y la combinación de elevada innovación tecnología con producción a sobrecapacidad. Estas estrategias combinadas permiten explicar por qué estructuralmente China lidera el ranking de volumen global de comercio y, a su vez, es primera en el ranking de balanza comercial superavitaria. La contracara de esta tendencia es el sistemático déficit comercial de los Estados Unidos y, a excepción de Alemania, de la mayoría de los países de Europa.

La perspectiva occidental de la economía global, basada sobre todo en las lógicas financieras de corto plazo, intenta afirmar dos cuestiones acerca de los resultados que tendrá la política de Trump en el escenario global. La primera, es que el impacto de los aranceles será similar en los Estados Unidos y en Oriente. Por tanto, el supuesto es que conducirá a una recesión de ambas economías. Si bien no es posible negar por completo el impacto de la guerra unilateral, a priori se espera que en China éste sea menor al que presupone el establishment económico y político de occidente. Algunos actores concretos como CEOs y algunos políticos de ciertos Estados de los Estados Unidos lo plantean indirectamente. Si se tiene en cuenta que el país asiático tuvo en los primeros meses de 2025, 208 mil millones de dólares de exportaciones con destino al Sur Global, mientras que con destino a los Estados Unidos el valor exportado por China para los mismos meses fue de 75 millones de dólares, no es claro que el impacto pueda desacelerar las exportaciones chinas de tal forma que desacelere su crecimiento este año.

La segunda es que, para los analistas occidentales, la deflación en China está representando un problema serio que acentuará la recesión. Se supone entonces que, con la baja del consumo de bienes chinos en los Estados Unidos, la caída de los precios de producción en China será más acelerada. En ciertas situaciones de atraso productivo y de producción a tope de capacidad, esto puede ser un problema similar al que sufrió  Japón durante los años 90. Sin embargo, con ventaja tecnológica y sobrecapacidad, el mercado interno y el de más alta inserción exportadora del mundo, puede obtener ganancias de comercio sostenidas gracias a la deflación de precios de producción. La rotación (mayores volúmenes de ventas) y no del margen (mayor ganancia unitaria por mayores precios sobre costos) es lo que permite aprovechar las economías de escala que China posee. Es esta dinámica, típica de competencia a menores costos, lo que permite a China ser la factoría del mundo y no, por el contrario, por la fijación de precios elevados.

Estos elementos permiten matizar el efecto de las proyecciones recesivas sobre la economía China que, en los primeros meses de la aplicación de los aranceles de los Estados Unidos, continúa mostrando vitalidad y proyecciones de crecimiento por encima del 5% para el año el curso.

¿Qué le queda a América Latina? 

La encrucijada de la región latinoamericana tiene diferentes dimensiones. El retroceso significativo de sus producciones industriales, los bajos precios internacionales de materias primeras y una estrategia errática de integración regional, hacen que las posibilidades para retomar un sendero de crecimiento estable no sean automáticas. Los intentos de los Estados Unidos por avanzar en acuerdos que diezmen el comercio entre China y América Latina están a la orden del día. Sobre todo, si se tiene presente que buena parte de los países de la región tienen hoy Gobiernos afines a los Estados Unidos. El Salvador, Panamá, Argentina, Ecuador, entre otros actores regionales, tienen un posicionamiento que parece desconocer el mapa productivo y comercial del mundo, incluso de sus propias economías, y se están alineando  con Trump, negociando acuerdos de endeudamiento, tratados de inversión y hasta gravámenes menos elevados que los que poseen productos de otros países.

A excepción de lo que ocurre en América Central y el Caribe, en donde los Estados Unidos es el principal socio comercial, la mayor parte del comercio de la región latinoamericana es intra-regional ocon China y otros países de Asia. En este sentido, el intento de guerra arancelaria de Trump puede significar una buena excusa para incrementar el comercio regional complementario y avanzar en un programa de acuerdo regional con China que ya es, en los hechos, el principal proveedor, pero también el principal comprador de las producciones al Sur del Rio Bravo. La decadencia productiva de occidente sólo tiene para ofrecer a América Latina y el Caribe endeudamiento y des-industrialización. La apuesta por un comercio multipolar y complementario puede permitir trazar una tangente para eludir la crisis estructural de occidente e iniciar un proceso de reindustrialización.

Fin del ARTÍCULO
DISPONIBLE PARA PUBLICACION:
abril 26, 2025
PALABRAS:
1,432
ETIQUETAS:
Globetrotter

Globetrotter es un servicio global de sindicación de noticias

Globetrotter Articles

Disponible para Publicacion:
04/26/2025
La aceleración de la guerra de Trump contra China en las últimas semanas genera más dudas que certezas. Estas  medidas tienen, supuestamente, los objetivos de re-industrializar a los Estados Unidos y de recuperar terreno a favor de occidente. Bajo la consigna “Make America Great Again”...
Disponible para Publicacion:
04/23/2025
La tregua aduanera de noventa días concedida por la “gracia” de Trump está a punto de expirar, lo que coloca a las economías europeas en un grave dilema. Un arancel del 20% se cierne como una espada de Damocles sobre un sector económico ya en...
Disponible para Publicacion:
04/23/2025
Hace setenta años, representantes de veintinueve países se reunieron en Bandung, Indonesia, para celebrar la Conferencia Asiático-Africana. Entre ellos se encontraba Sir John Kotelawala, primer ministro de Ceilán (actual Sri Lanka), uno de los cinco países patrocinadores de la Conferencia de Bandung junto con Birmania...
Disponible para Publicacion:
04/22/2025
Un amigo de otro país publicó recientemente en las redes sociales: “Visité la exposición El camino hacia el renacimiento en el Museo Nacional de China. Cuenta la desgarradora historia del ‘siglo de la humillación’. Ahora por fin entiendo por qué todos los ciudadanos chinos...