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TITULAR:

Por qué los países más pobres no sucumben ante el imperialismo verde

RESUMEN:

Los países más ricos del mundo hacen un gran show sobre combatir el cambio climático, sin ofrecer a los países pobres los medios para cambiar a energías renovables.

POR:
BIOGRAFÍA DE LA AUTORA:
FUENTE:

Globetrotter

CUERPO DEL ARTÍCULO:

La lucha contra el calentamiento global no consiste únicamente en ofrecer una vía para que todos los países produzcan emisiones de dióxido de carbono netas iguales a cero. Se trata también de encontrar la mejor manera para satisfacer las necesidades energéticas de toda la gente alrededor del mundo al mismo tiempo que se trabaja para lograr las emisiones netas cero. Si hay que renunciar a los combustibles fósiles, lo que se ha convertido en una necesidad urgente dados los actuales retos medioambientales, los países de África y una parte importante de Asia, incluida la India, necesitan una vía alternativa para suministrar electricidad a su población. ¿Cuál ruta alternativa – que esté siendo utilizada por los países ricos – podrían seguir los países más pobres para la producción de electricidad (si no utilizan la vía de los combustibles fósiles)? Esta pregunta, a su vez, plantea la cuestión de cuánto costará a los países más pobres construir esta vía alternativa de producción de energía, y quién pagará las facturas derivadas del cambio a esta nueva fuente de energía.

Los debates sobre estos temas, que son pertinentes para resolver la crisis climática, estuvieron completamente ausentes de la agenda de la COP26, que concluyó el 13 de noviembre. El financiamiento de una ruta de bajas emisiones de carbono fue convenientemente desvinculada de los compromisos de reducción de emisiones de carbono y ahora se enfrenta a un futuro incierto, ya que los países desarrollados no han cumplido su anterior “promesa” de proporcionar financiamiento a las naciones en desarrollo para “ayudarles a adaptarse al cambio climático y mitigar nuevos aumentos de temperatura”.

Algunos números son importantes para entender hasta qué punto las naciones en desarrollo han contribuido a la actual crisis climática y a las emisiones de gases de efecto invernadero. La Unión Europea más el Reino Unido (UE-UK) producen más del doble de emisiones de carbono que todo el continente africano, con menos de la mitad de la población de África. Con menos de una cuarta parte de la población de la India, Estados Unidos emite bastante más carbono que este país(casi el doble).

Se argumenta que, dado que el costo de la electricidad procedente de las energías renovables ha caído por debajo del costo de la electricidad procedente de los combustibles fósiles, debería ser posible para todos los países, ricos o pobres, eliminar por completo los combustibles fósiles y pasar a las fuentes de energía renovables sin abordar el tema del financiamiento. Es cierto que hoy, el costo por unidad de electricidad generada con recursos renovables es más bajo que el de los combustibles fósiles. Lo que se pasa por alto es que para que los países pobres hagan este cambio, necesitan aumentar (y por lo tanto, construir) tres o cuatro veces su capacidad de generar electricidad a partir de recursos renovables. Esto, para suministrar la misma cantidad de energía que obtienen actualmente de las plantas de combustibles fósiles. Este hecho se debe a que el factor de capacidad o el factor de carga de la planta (PLF) (es decir, la cantidad de electricidad que produce una planta en comparación con lo que puede producir trabajando continuamente a plena capacidad) para las fuentes de energía renovable es de alrededor del 20-40% del de las plantas de combustible fósil. El viento no sopla todo el tiempo, ni el sol brilla por la noche. Eso significa que un país tendrá que construir varias veces la capacidad – y, por tanto, invertir más capital – utilizando la vía de las energías renovables para generar la misma cantidad de electricidad que obtendría de las plantas alimentadas con combustibles fósiles.

Este nivel de inversión en infraestructura para energías renovables por parte de un país rico puede no ser un problema. Pero para un país pobre que intenta construir su infraestructura básica de electricidad, carreteras, ferrocarriles y otras infraestructuras públicas, como escuelas, universidades e instituciones sanitarias, este cambio a las energías renovables no será fácil sin el apoyo financiero de los países ricos. Por esto, es totalmente hipócrita que los países ricos pidan a los países pobres que se comprometan a alcanzar un nivel cero de emisiones, sin comprometerse a proporcionarles dinero. El día de mañana, los países ricos pueden – y probablemente lo harán – decir que los países pobres se comprometieron a garantizar las emisiones netas cero, y que ahora deben pedirles préstamos (con altos intereses) y cumplir sus promesas, o bien enfrentarse a sanciones. En otras palabras, esto llevaría a una nueva forma de colonialismo verde.

El segundo problema que plantea usar energías renovables como fuente principal de electricidad es que la instalación de la red para el almacenamiento de la electricidad a corto o largo plazo conlleva importantes costos adicionales. Se trata de equilibrar las fluctuaciones diarias o estacionales que puedan surgir. Por ejemplo, en 2021, Alemania experimentó una importante ralentización de los vientos en verano, lo que provocó una fuerte caída de la electricidad generada a partir del viento. En su caso, Alemania equilibró la baja producción de energía eólica aumentando la producción de electricidad de las centrales de carbón, lo que hizo que sus emisiones de gases de efecto invernadero aumentarán considerablemente. En un escenario en el que no existan las centrales de carbón, ¿qué harán los países cuando la capacidad de las energías renovables fluctúe?

Mientras que las fluctuaciones diarias de los países que utilizan fuentes de energía renovables pueden satisfacerse con grandes baterías del tamaño de la red, esto no es factible para las variaciones estacionales. Estos países tendrían que utilizar sistemas de almacenamiento por bombeo con energía hidroeléctrica o almacenar hidrógeno en grandes cantidades para utilizarlo en pilas de combustible. Un sistema de almacenamiento hidroeléctrico por bombeo significa bombear agua a un embalse cuando hay un excedente de energía disponible para la red, y utilizarla para producir electricidad cuando hay un déficit. El almacenamiento de hidrógeno en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades estacionales de la red es otra idea que debe explorarse y evaluarse en cuanto a su viabilidad técnica y económica.

La cuestión es que, tecnológicamente, aún falta mucho para que se produzca el cambio a una red basada totalmente en energías renovables. Tenemos que desarrollar nuevas tecnologías para almacenar la energía. Y es posible que, mientras tanto, tengamos que utilizar fuentes de energía concentradas – fósiles o nucleares – para satisfacer las necesidades de las fluctuaciones diarias o estacionales.

La otra posibilidad es utilizar combustibles fósiles sin emisiones de gases de efecto invernadero. Esto significa no dejar escapar el dióxido de carbono a la atmósfera y, en su lugar, bombearlo a depósitos subterráneos; o lo que se llama captura y secuestro de carbono. Muchos países ricos renunciaron a estos proyectos de captura de carbono, sobre la creencia de que las energías renovables resolverían el problema de las emisiones. Ahora está claro que tener las energías renovables como única fuente de energía en una red no es suficiente, y el mundo puede necesitar buscar también otras soluciones.

Mientras tanto, a corto plazo, la energía nuclear no parece ser una solución permanente para avanzar hacia fuentes de energía más limpias, ya que “no hay tiempo suficiente para que la innovación nuclear salve el planeta”, según un artículo reciente de Foreign Affairs. Esto significa que el gas, el petróleo y el carbón son las únicas soluciones a corto plazo que tenemos ante nosotros para hacer frente a las fluctuaciones a largo y corto plazo de la producción de energía. Y aquí queda clara la doble cara de los países ricos. Los países ricos como Europa en general y Estados Unidos tienen suficientes recursos de gas. Los países más pobres, como la India y China, no; sólo tienen recursos de carbón. En lugar de debatir sobre la cantidad de gases de efecto invernadero que debe emitir cada país, los países ricos decidieron centrarse en qué combustible hay que eliminar. Sí, el carbón emite el doble de dióxido de carbono que las centrales de gas para producir la misma cantidad de energía eléctrica. Pero si los países producen el doble de electricidad con centrales de gas que con carbón, seguirán produciendo la misma cantidad de emisiones de carbono. Si Estados Unidos o la UE-Reino Unido producen más emisiones de carbono que la India o África (que tienen una población más numerosa), ¿por qué se pide la eliminación progresiva del carbón únicamente, mientras que Estados Unidos o la UE-Reino Unido no se fijan objetivos de este tipo para eliminar sus emisiones de carbono utilizando centrales eléctricas de gas?

Aquí es donde la cuestión de la justicia energética cobra importancia. El consumo de energía per cápita de Estados Unidos es nueve veces mayor que el de la India, mientras que el consumo de energía per cápita del Reino Unido es seis veces mayor que el de la India. Si consideramos países del África subsahariana como Uganda o la República Centroafricana, su consumo de energía es aún menor, es decir que… ¡los Estados Unidos y el Reino Unido consumen, respectivamente, 90 y 60 veces más energía que estos países! ¿Por qué entonces hablar solamente de qué combustibles hay que eliminar y no de en qué medida los países deben reducir inmediatamente sus emisiones de carbono?

No estoy planteando aquí la cuestión de un reparto equitativo del espacio de carbono, y si un país ha utilizado más de su cuota justa de espacio de carbono, cómo debería compensar a los países más pobres por ello. Simplemente señalo que, al hablar de emisiones netas cero y de la eliminación progresiva de ciertos combustibles, los países ricos siguen su camino de exceso de emisiones de carbono mientras cambian los objetivos para los demás.

La última palabra sobre la hipocresía la tiene Noruega. Según un artículo titulado “Rich Countries’ Climate Policies Are Colonialism in Green” (las políticas climáticas de los países ricos son colonialismo en verde) publicado en la revista Foreign Policy y escrito por Vijaya Ramachandran – director de energía y desarrollo del Instituto Breakthrough – Noruega, en un momento en el que está ampliando su propia producción de petróleo y gas, se ha unido a otros siete países nórdicos y bálticos presionando al Banco Mundial “para que detenga toda el financiamiento de proyectos de gas natural en África y otros lugares tan pronto como el 2025”.

Aunque el descaro de Noruega es destacable, según The Guardian 20 países presentaron resoluciones similares en la COP26 para acabar con el “financiamiento del desarrollo de los combustibles fósiles en el extranjero”. Para ellos, las negociaciones sobre el cambio climático son la forma de mantener sus posiciones energéticas dominantes mientras niegan, no sólo las reparaciones climáticas, sino también el financiamiento para los países más pobres que intentan proporcionar a su población energía de subsistencia.

Está claro que ningún país del mundo tiene futuro si no pone fin a la emisión continuada de gases de efecto invernadero. Pero si los países ricos no encuentran también una vía para que los países más pobres satisfagan su nivel mínimo de necesidades energéticas, verán el colapso de enormes franjas de sus propios países. ¿Es lógico pensar que los países del África subsahariana pueden seguir viviendo con una novena parte del consumo energético de Estados Unidos sin que haya consecuencias para todos los países?

El primer ministro indio, Narendra Modi, y sus seguidores, pueden creer que la India está en camino de convertirse en un país desarrollado, incluso en una superpotencia. El hecho es que, en consumo de electricidad per cápita, la India está, de hecho, más cerca de África que de China o del club de las naciones ricas: Estados Unidos, el Reino Unido y los de la UE. Abordar el clima sin justicia energética no es más que una nueva versión del colonialismo, aunque se vista de verde. Ramachandran lo llama por su nombre, cuando escribe: “Perseguir las ambiciones climáticas a costa de las personas más pobres del mundo no es sólo hipócrita: es inmoral, injusto y un colonialismo verde en su máxima expresión”.

Fin del ARTÍCULO
DISPONIBLE PARA PUBLICACION:
diciembre 7, 2021
PALABRAS:
2,211
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Globetrotter

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