Justo antes de las elecciones estadales en Kerala, al sur de la India, un canal de televisión emitió un programa llamado “La gran cocina política”. El presentador visitaba cocinas de todo el estado para conversar sobre las posturas políticas de las amas de casa. En una de estas visitas, le preguntó a una mujer por la polémica en torno a un templo del sur de Kerala y la determinación que los tribunales tomaron en 2018, cuando ordenaron que las mujeres debían tener acceso pleno a sus instalaciones. Durante los últimos cinco años, Kerala ha sido gobernada por el Frente Democrático de Izquierda (LDF, por sus siglas en inglés), que adoptando una postura democrática sobre el tema, apoyó el ingreso de las mujeres al famoso templo. La derecha afirmó que esto era una prueba de que el Gobierno del LDF estaba en contra de la libertad de culto; dicho alegato no se limitaría a la población mayoritariamente hindú, sino que podría extenderse a otras comunidades minoritarias de la India, como los cristianos y los musulmanes. En el programa de televisión, la respuesta de esta mujer al presentador fue: “Soy una devota [del templo], pero el hambre no se me quitará si cocino y como con devoción. Eso es todo lo que tengo que decir al respecto”. Su respuesta – que se viralizó – expresaba el ambiente en torno a las recientes elecciones en Kerala, en las que resultó victorioso el LDF.

El Frente Democrático de Izquierda obtuvo 99 de los 140 escaños en las elecciones a la asamblea de Kerala; de estos, 67 corresponden a candidatos del Partido Comunista de la India (marxista). Es la primera vez, desde 1980, que un partido o coalición en el poder logra un segundo mandato consecutivo en este estado.

A la mayoría de los habitantes de Kerala no les interesaba la peligrosa ligereza de la política de la derecha, representada por el Partido Bharatiya Janata, (que controla el centro de la India) y que siempre está dispuesto a hablar sobre cualquier tema, salvo aquellos que afectan a las condiciones materiales de vida de la gente, como la pandemia y su impacto. En cambio, la dirección de la LDF, se ha concentrado en la pandemia y en proporcionar los materiales necesarios para socorrer a la población del estado durante la segunda ola de la crisis del COVID-19. Las organizaciones de masas de la izquierda y las organizaciones comunitarias se unieron al Gobierno estatal en los esfuerzos por atender a la gente. Como resultado, Kerala ha podido afrontar la crisis pandémica mejor que otras partes de la India.

El alivio a la pandemia

Una amplia encuesta realizada por el Centro para el Estudio de las Sociedades en Desarrollo (CSDS) y Lokniti muestra que el 73% de los encuestados se declara satisfecho con la actuación del Gobierno estatal. Este primer período (2016-2021), dirigido por el ministro jefe de Kerala, Pinarayi Vijayan, se vio sacudido por catástrofes naturales (un ciclón en 2017 e inundaciones en 2018 y 2019) y brotes de virus (el virus Nipah en 2018 y la pandemia de coronavirus). El Gobierno abordó cada una de estas crisis de forma similar: mediante evaluaciones tranquilas y científicas de lo ocurrido, combinadas con el anuncio de una generosa ayuda para las personas impactadas. Este fue el manejo de todas las calamidades anteriores a la pandemia de COVID-19, especialmente durante las inundaciones de 2018, que fueron las más intensas en un siglo.

La encuesta de CSDS-Lokniti muestra que el electorado fue a votar pensando en la buena gestión de la LDF. Ante la pregunta sobre la actuación del Gobierno de la LDF frente a la pandemia, el 72% dijo considerarla “buena” o “muy buena”. Un notable 88% dijo estar satisfecho con los kits de alimentos distribuidos por el Gobierno para garantizar que nadie pasara hambre durante la crisis.

En una actitud contraria a la del Gobierno derechista del primer ministro indio Narendra Modi, el Gobierno de la LDF de Kerala adoptó un enfoque científico para hacer frente a la pandemia. Amplió los centros de salud pública previendo un aumento del número de casos. Llevó a cabo una enérgica campaña llamada “Rompe la cadena”, para instar a la población a adoptar las medidas básicas necesarias para prevenir la propagación del virus (distancia social, lavado de manos y uso de mascarillas). Las pruebas y el tratamiento del COVID-19 en los hospitales públicos de Kerala han sido gratuitos y han estado a disposición de todos los que los necesitan.

Para evitar el sufrimiento masivo durante la pandemia, el Gobierno de la LDF consiguió que las organizaciones de autogobierno local – que se han fortalecido en las últimas décadas gracias a los esfuerzos de los Gobiernos de izquierda – cocinaran y entregaran alimentos a quien lo necesitara. El Gobierno proporcionó, a todos los hogares y de forma gratuita, granos y kits de comestibles para evitar el hambre. Los sindicatos y las organizaciones de masas ayudaron a gestionar estas cocinas comunitarias, así como a habilitar centros de aislamiento y tratamiento para el virus.

Infraestructura

La derecha de Kerala suele afirmar que la izquierda no está preparada para construir sostener infraestructuras estatales. Pero esta vez, la derecha no tiene sobre qué sustentar sus típicas quejas. Desde 2016, el Gobierno estadal no solo ha mejorado la infraestructura básica de transporte, sino que también ha construido otro tipo de infraestructuras necesarias para la clase trabajadora y el campesinado.

Existe una postura convencional que sugiere que las infraestructuras se construyen para promover únicamente los intereses de las empresas. Este postulado no aplica sobre la forma en que el Gobierno de la LDF en Kerala construyó su infraestructura pública, incluida la vivienda: se construyeron 250.000 casas para los pobres. La educación y la salud públicas fueron objeto de una gran atención, y contar con el sistema de salud pública más fuerte en el Estado ayudó a evitar la catástrofe que el COVID-19 ha provocado en el resto de la India. Por primera vez en 25 años, los alumnos abandonaron las escuelas privadas para regresar al sistema público. Como parte de las políticas para mejorar las instalaciones de las escuelas públicas se incluyó la provisión de toallas sanitarias para niñas, buscando fomentar la asistencia a la escuela.

Carreteras, puentes, líneas eléctricas y un proyecto masivo de internet en el sector público (Red de Fibra Óptica de Kerala, o K-FON) para garantizar la conectividad como un derecho básico de los y las ciudadanas, han sido algunos de los elementos clave de la obra de infraestructura del Gobierno.

Generalmente, los programas electorales no son tomados en serio tras las victorias; sin embargo, este no es el caso del Gobierno de la LDF. “Hemos cumplido 580 de los 600 puntos del manifiesto de 2016. Ahora estamos presentando al pueblo un manifiesto con 900 promesas”, dijo el ministro jefe Vijayan en marzo.

900 promesas

La tarea más urgente del Gobierno de la LDF es la misma que antes de las elecciones: controlar la segunda ola de infecciones del COVID-19. La gestión del Gobierno central, bajo la dirección de Modi, ha sido desesperante. Permite que la infección se desborde y a la vez, hace muy poco para construir el sistema de salud pública o para proporcionar un programa de vacunación adecuado. Durante la primera semana de mayo, la media semanal de dosis de vacunas administradas en India fue de 1,9 millones. A este ritmo, se necesitará hasta febrero de 2024 para administrar dos dosis de la vacuna a toda la población adulta del país.

El Gobierno de Kerala se ve obligado a comprar vacunas en el mercado abierto. Una lección importante de esta pandemia ha sido la necesidad de que el Estado redoble sus esfuerzos para fortalecer las empresas del sector público, como la Kerala State Drugs and Pharmaceuticals Limited, que ha estado produciendo medicamentos esenciales a bajo precio para los hospitales públicos del país. Kerala mantiene actualmente una cuarentena para reducir la tasa de infección, que ha sido alta debido a las variantes más contagiosas del coronavirus, incluida la variante india de triple mutación, que ha estado infectando a la gente.

El sondeo de CSDS-Lokniti mostró que la clase trabajadora y los pobres, así como las castas oprimidas, incluidos los Dalits, votaron mayoritariamente por la LDF; no dudan de que sus agendas desempeñarán un papel destacado en la configuración de la política gubernamental. Por esto, la LDF vuelve al poder con el mandato de acabar con la pobreza absoluta, mediante la formulación de microplanes dirigidos a las familias que viven en la pobreza extrema, incluida la falta de vivienda.

La devoción no erradica el hambre. Sólo la acción social puede erradicar el hambre y la desesperanza.